domingo, 10 de octubre de 2010

The last exorcism

A pesar de no ser un gran fan de las peliculas de terror, sangre y otras exageraciones de la violencia, hay que reconocer que en los ultimos años la perspectuva sobre el visionado de estas peliculas cambia.
A Sitges llegó una obra que ya por el título ya te pone en situación de lo que van a ser los 90 minutos del metraje que posee ciertos aspectos interesantes, a la vez que sobran los 10 últimos minutos. El director alemán Daniel Stamm acertó con la propuesta de mantener un formato documental durante todo el film, cosa nada novedosa tras las proyecciones en festivales pasados de El proyecto de la bruja de Blair, REC o Distrito 13, perteneciente al genero de ciencia ficción.
La cinta consigue que el espectador se involucre en la historia perfectamente, manteniendole con la mirada fija en la pantalla durante todo el film, guiándote por donde el director quiere y pasando de un recurso puramente documental con toques irónicos a otro más serio y estremecedor.
La ambientación como el curso de la historia, así como la actuación de Patrick Fabian, atrapa y te introduce en un mundo en el que los mitos, la obsesión por las creencias religiosas y otras leyendas con un aroma que recuerta en cierto aspecto a Expediente X.
A pesar de ello, cuando crees que la pelicula consigue perfectamente su objetivo y que no se debería tocar más y dejarla como está, aparece una sombra que amenaza la resolución de la película, lo que al espectador se le habia presentado para dejar reflexionar sobre el hecho y se le va a volver a recordar. No con ello me refiero a que no esté justificado el final, sino que mi duda reside en si realmente es necesario estos diez o quince minutos últimos (insisto, bien llevados) o se podría prescindir pefectamente  y mantener un final más abierto. A mí, particularmente, agradezco más salir del cine y seguir pensando en el "que pasaría si..." o simplemente acabar la proyección en mi mente.